Muchas personas viven creando una realidad alterna en sus vidas por miedo al fracaso. Los autoengaños o mentiras vitales se sientan a la mesa de muchas casas y descansan en la almohada de muchas personas. En ocasiones son la compañía más habitual de un individuo. A veces se comparten con la familia, en un acuerdo tácito para no "poner los pies sobre la tierra".
Es impresionante lo que el ser humano es capaz de hacer para no enfrentar sus sombras internas, que son visibles a los ojos de todos, menos para el que debería verlo.
Estamos condicionados a trabajar lo externo, lo superficial…No a profundizar porque nos puede conducir a un lugar donde el dolor inevitablemente nos conduzca al despertar de la consciencia en esta sociedad anestesiada por los ANTI para todo…Antidepresivo, antihistamínico, antiedad…Todo hay que evitarlo, reprimirlo, negarlo…Por eso somos una nueva especie: los antiparabólicos.
Para evitar ese adormecimiento es necesario el despertar la consciencia, es un camino que a muchos se nos hace cuesta arriba porque implica quitarnos la máscara y del cual huimos porque implica salir de la zona de confort, en este camino no somos víctimas sino coparticipes de la realidad que creamos.
Hay un dicho que lo resume todo: “Una vez que se ha visto la luz no se puede vivir sin ella”. Somos artífices de nuestro destino, no veletas mecidas por el viento y el agradecimiento es la llave que constantemente nos abre las puertas a la abundancia. Dejamos de luchar por sobrevivir para mutar en seres hacedores de imposibles.
El camino de la consciencia es un camino de autorrealización, de interdependencia, donde se descubre otras posibilidades más allá del pensamiento binario, donde cada instante se convierte en una posibilidad de convertirte en coleccionista de buenos momentos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario